domingo, 28 de noviembre de 2010

UNA CARTA DE DIOS PARA TI



Domingo, 28 de Noviembre de 2010




Amado hijo/a,


Puede ser que tú no me conozcas, pero Yo sé todo acerca de ti ... Sal.139:1
Yo sé cuándo te sientas y cuándo te levantas ... Salmo 139:2
Todos tus caminos me son conocidos ... Salmos 139:3
Conozco cuántos cabellos hay en tu cabeza ... Mateo 10:30
Pues fuiste hecho/a a mi imagen ... Génesis 1:27
Te conocí desde antes que fueses concebido/a ... Jeremías 1:4-5
Te escogí cuando planifiqué la creación ... Efesios 1:11
Tú no fuiste un error; todos tus días están escritos en mi Libro ... Sal.139:15
Fuiste hecho/a maravillosamente ... Salmo 139:1
Yo te formé en el vientre de tu madre ... Salmo 139:13
Te saqué de las entrañas de tu madre el día en que naciste ... Salmo 71:6
He sido mal presentado por los que no me conocen ... Juan 8:41-44
Yo no estoy lejos ni enojado; soy la completa expresión del amor, manifestado en mi Hijo, Jesús ... 1 Juan 4:9
Es mi deseo amarte, simplemente, porque fuiste creado para ser mi hijo/a y Yo ser tu Padre ... 1 Juan 3:1
Yo te ofrezco más de lo que tus padres te han dado o te darían jamás. Mt.7:11
Porque Yo soy el Padre perfecto ... Mateo 5:48
Toda buena dádiva que recibes procede de Mí ... Santiago 1:17
Yo soy tu Proveedor y suplo todas tus necesidades ... Mateo 6:31-33
Mi plan para tu futuro está lleno de esperanza ... Jeremías 29:11
Porque te amo con amor eterno ... Jeremías 31:3
Mis pensamientos hacia ti son incontables, como la arena del mar. Sal.139:17
Yo estoy en medio de ti y te salvaré; me gozaré sobre ti con alegría. Sof.3:17
Nunca dejaré de hacerte bien ... Jeremías 32:40
Si oyes mi palabra y la guardas, serás mi especial tesoro ... Éxodo 19:5
Deseo plantarte con todo mi corazón y con toda mi alma ... Jeremías 32:41
Deseo mostrarte cosas grandes y maravillosas ... Jeremías 33:3
Si me buscas con todo el corazón, me encontrarás ... Deuteronomio 4:29
Deléitate en mí y Yo te concederé los deseos de tu corazón ... Salmos 37:4
Porque Yo soy el que pongo en ti el querer como el hacer ... Filipenses 2:13
Soy poderoso para hacer en ti mucho más de lo que tú te imaginas ... Ef. 3:20
Yo soy tu gran Consolador ... 2 Tesalonicenses 2:16-17
Soy el Padre que te consuela en todas tus tribulaciones ... Salmos 46:1
Yo estoy cerca de ti cuando tu corazón está quebrantado ... Salmos 34:18
Como el pastor carga su oveja, Yo te he llevado cerca de mi corazón. Is.40:11
Un día quitaré toda lágrima de tus ojos y todo el dolor que has sufrido en la tierra ... Apoc. 21:4
Yo te amo tanto, que envié a mi Hijo, Jesús, para que tengas vida eterna. Jn.3:16
Porque en Jesús es revelado mi amor por ti ... Romanos 5:8
Él es la representación exacta de mi ser ... Juan 14:7-9
Él vino a demostrarte que Yo estoy por ti, no contra ti ... Romanos 8:31
Y para decirte que no me acordaré más de tus pecados ... Hebreos 10:17
Jesús murió para que tú te reconciliaras conmigo ... Romanos 5:1
Su muerte fue la máxima expresión de mi amor por ti ... 1 Juan 4:10
Yo lo di todo por ganar tu amor ... Romanos 8:32
Ven a casa y celebraré la fiesta más grande que el cielo haya visto jamás ... Lucas 15:7
Yo siempre he sido y siempre seré .. Padre ... Mateo 6:9
Mi pregunta para ti es ... ¿Quieres ser mi hijo/a? ... Juan 1:12-13
Estoy con los brazos abiertos esperando por ti ... Lucas 15:20
Solo tienes que recibir a mi Hijo, Jesús, en tu corazón ... Juan 1:12


Con todo mi amor,


TU PADRE CELESTIAL



"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios." Jn.1:12-13

Hijo (a) mío (a), Dame Hoy … Tu Corazón

Te acepto, Jesús, como mi Salvador y Señor
Hoy

Dios de misericordia, reconozco que soy pecador/a y necesito salvación. Perdona mis pecados; me arrepiento de todas mis maldades, de todos los errores que he cometido, de haber caminado en la vida como a mí me ha placido y haber hecho las cosas como a mí se me ha antojado. Reconozco mi necesidad de salvación y de que tú tomes el control de mi vida. Recibo a Jesús en mi corazón, y con Él, el perdón de mis pecados. Creo que soy justificado delante de Tí, por la fe en el poder de su sangre derramada en la cruz del calvario. Gracias por hacerme tu hijo/a y gracias por la paz que me das al haberme amistado contigo. Ayúdame a permanecer en esa paz y a serte fiel siempre, como Tú eres Fiel. En el nombre de Jesús, Amén.
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Si hiciste esta oración con fe, de todo tu corazón, cree que has sido perdonado(a) de todos tus pecados. Para que tu fe se afirme y puedas ver cambios en tu vida, como nueva criatura, debes añadirte a una Iglesia donde se predique el Evangelio completo y te ayuden a crecer y a vivir cada día en victoria. Es importante que comiences a leer la Biblia, que es la Palabra de Dios, y a establecer una relación personal con Jesús por medio de la oración.





viernes, 26 de noviembre de 2010

MONTAÑA DE ORACIÓN DE JAUJA

¡LOS INTERCESORES POR JAUJA
PROMOVIENDO INTERCESION Y AVIVAMIENTO
EN JAUJA!

INVITA A TODOS LOS CRISTIANOS EVANGELICOS A ORAR E INTERCEDER POR UN AVIVAMIENTO MAYOR EN NUESTRA CIUDAD Y DISTRITOS


¡JUNTOS EN AYUNO Y ORACION PODEMOS IMPACTAR!


LUGAR: MONTAÑA DE ORACION DE JAUJA
(PARTE ALTA DEL BARRIO LA UNION - YAUYOS)

DIA: SÁBADO 18 DE DICIEMBRE DEL 2,010
HORA: 9:00 A.M.


"NO CON EJERCITO, NI CON FUERZA, SINO CON MI ESPIRITU A DICHO EL SEÑOR JEHOVA DE LOS EJERCITOS" (Zac. 4: 6)

¿ A QUIEN ADORAS?


Efésios 1.3-10

En cierta ocasión, Henry Ward Beecher, el pastor famoso de una iglesia grande de antaño, se enfermó. Decidió pedirle a su hermano que supliera por él. Llegaron muchos a ver al pastor famoso, y se decepcionaron al ver a un Don Nadie. Varios se pusieron de pie, y empezaron a salir. En eso, el predicador invitado anunció, Todos los que vinieron a adorar a Henry Ward Beecher en esta mañana pueden salir; todos los que vinieron a adorar al Señor, quédense.
Quizás no estés aquí en esta mañana porque te fascina la predicación en esta iglesia. Quiero, sin embargo, hacerte la pregunta: ¿a quién adoras? No sólo aquí, no sólo cuando estás en la iglesia, sino en cada momento: ¿ante quién te postras en adoración? ¿quién es el todo de tu vida?
Todos sabemos la respuesta correcta; si fuera cuestión de contestar bien en un examen, todos sacaríamos 20. Pero no es cuestión de saber; es cuestión de creer y vivir.
Y lo que veremos hoy es esto: Dios merece toda adoración, pues ha derramado riquezas espirituales sobre nosotros en Cristo.

Lectura: Efesios 1:3-10
1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, 8 que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, 9 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en si mismo, 10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.
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¿Cuál es la bendición más grande de la vida? Tú dirás: mi esposa, mi familia, la salud... son cosas buenas, pero hay algo mucho más importante. El mundo material es pasajero - todo lo que es bueno aquí se va a acabar - las bendiciones espirituales son las que importan. Las bendiciones espirituales son las que tocan nuestro ser verdadero - nuestro hombre interior, que vivirá por siempre, y que es nuestra existencia verdadera.
Si no hemos recibido estas bendiciones espirituales, o si no les damos importancia, es como maquillar a un difunto. Se ve mejor, pero no hemos llegado a lo verdaderamente importante.
Sólo Dios es capaz de dar vida a ese difunto. Y sólo Dios es capaz de darnos las bendiciones que nos hacen falta como seres humanos. Es por esto que él se merece toda nuestra devoción, toda nuestra atención, en fin...toda nuestra adoración.

Vamos a ver, en vista panorámica, lo que Dios ha hecho por nosotros en Cristo.

I. Dios nos escogió de antemano
No fue por accidente que llegamos a oír el mensaje. No fue por casualidad que llegamos a ser creyentes. Fue por diseño divino.

A. Dios nos escogió para ser santos (v. 4)
¿Qué es un santo? ¿Una imagen de yeso que se venera? ¿Una figura mítica? Un santo es una persona separada, dedicada, pura y apartada de la maldad.
Dirás, yo no cabo dentro de ese cuadro - lejos de ser santo, soy muy pecador. Pues, yo también - pero sucede que Dios nos escogió para ser santos en Cristo. Al unirnos a él en fe, Dios nos mira como si fuéramos santos.
Como un hijo desobediente, que se esconde detrás del consentido de la familia para escaparse de la furia de su padre - cuando Dios nos mira, si estamos en Cristo, él ve a su Hijo puro, santo, inmaculado. No nos ve a nosotros, pecadores, desobedientes, e impuros.
Sin embargo, hay una diferencia importante entre el cuadro que acabamos de pintar y la realidad espiritual: es el Padre mismo que nos ha dicho, escóndanse en mi Hijo. No es que haya competencia entre Cristo y Dios Padre, el Padre queriéndonos castigar y el Hijo tratando de convencerlo.
Dios no sólo nos escogió para ser santos ante él, sino que

B. Dios nos escogió para ser sus hijos (v. 5)
Esto va más allá de lo que nos hubiéramos imaginado, aun en el sueño más extraordinario. Que el Dios del universo quisiera tenernos a nosotros como hijos, para vivir siempre con él, para conocerle, para disfrutar de su presencia y de sus bendiciones - esto es algo increíble, sobrenatural.
Es como si un rey saliera un día de su palacio y viera a un grupo de pilluelos jugando en la calle - pilluelos malcriados, sucios, que se burlan de él cuando se acerca - y dijera, Yo quiero que éstos sean mis hijos. ¡Qué increíble!
Pero es la realidad - Dios nos escogió para ser sus hijos.
Antes de la fundación del mundo, antes que pudiéramos hacer algo para ganarnos su aprobación, él nos había escogido para ser adoptados como sus hijos.

Y cuando consideramos estas verdades, que Dios nos escogió para ser santos y para ser sus hijos, la única reacción adecuada es la adoración. (v. 6) En el Amado, en Cristo Jesús, Dios ha derramado sobre nosotros bendiciones incondicionales, bendiciones inauditas, bendiciones ante las cuales sólo podemos postrarnos y declarar, no somos dignos. No somos dignos de tal amor. No somos dignos de tal aceptación. Señor, te adoramos porque nos escogiste antes de la fundación del mundo.
Y esa elección, esa decisión tomada antes que la primera estrella brillara en el cielo, se realizó dentro de la historia humana, porque

II. Dios nos liberó al momento preciso
Esta decisión de Dios, esta elección de nosotros, no fue como la decisión de una mujer que ve un vestido bonito en la ventana de una tienda, y luego va y se olvida; Dios hizo realidad su decisión al extender su mano para salvarnos. Vemos aquí dos lados de eso:

A. Dios nos redimió por la sangre de Cristo (v. 7)
Esa decisión divina de hacernos santos y adoptarnos como hijos se realizó a gran precio. En la cruz, en esos momentos oscuros, sucedió el evento más importante de toda la historia humana. Tú pensarás que el evento más importante fue quizás el descubrimiento de América, o el descubrimiento del fuego, o la invención de la televisión - pero estas cosas carecen de importancia ante ese gran evento.
En ese momento sucedió una gran transacción entre Dios Padre y Dios Hijo. Dios el Hijo tomó sobre sí, sobre su persona perfecta y pura, todo el pecado, toda la deshonestidad, todo el cobarde egoísmo de la raza humana, y derramó su sangre en sacrificio para pagar por nosotros. Dios Padre aceptó este sacrificio, rasgando el velo del templo para indicar que se había abierto camino a su presencia.
Y si no fuera por ese evento, tú y yo estaríamos perdidos, sin esperanza de poder alcanzar a Dios, sin posibilidades de recibir su perdón, enfrentando un futuro miserable.
Pero Dios nos redimió. Él nos dio la cosa que jamás podríamos comprar, el perdón por medio de su Hijo. Ésta es una gracia pródiga, una gracia que jamás nos podríamos imaginar.
Y sin embargo, si no nos hubiera dado la manera de apropiar para nosotros mismos este gran regalo, no nos serviría de nada. Por esto,

B. Dios nos dio sabiduría y entendimiento (v. 8)
Dios también nos ha dado a entender todo lo que tenemos que saber para beneficiarnos de lo que él ha hecho en Cristo. Toda la sabiduría humana se basa en lo que el hombre puede descubrir, y puede tener su uso; pero la sabiduría divina se basa en lo que Dios nos revela, y es de infinito valor.
El mundo nos dice que tenemos que presentar la mejor cara y fingir que estamos en control; Dios nos dice que es cuando reconocemos nuestra necesidad, nos humillamos ante él, y nos arrepentimos de verdad que recibimos fuerza. El mundo nos enseña a no confiar en nadie; Dios nos enseña que es sólo cuando ponemos toda nuestra confianza en él, por Cristo Jesús, que podemos estar felices.
Y esta Palabra de Dios es un tesoro de sabiduría para la persona que se dispone a estudiarla. ¿Piensas que la Biblia es aburrida, impracticable, que está pasada de moda? ¡Estás equivocado! ¿Piensas que el tiempo en su estudio mejor se podría usar en otras cosas? ¡Estás en gran error!
Es aquí que encontramos la sabiduría para beneficiarnos de lo que Dios ha hecho por nosotros. Tenemos que conocerlo, y tenemos que aceptarlo. Dios tomó el tiempo necesario para revelarnos perfectamente su voluntad, revelándose paulatinamente a través de la historia humana hasta enviarnos la encarnación de su sabiduría - el Señor Jesús. No importa que tengas una educación universitaria - si no conoces a Cristo, te falta el conocimiento más importante. Y puedes ser analfabeto, pero si conoces a Cristo, ya sabes lo que muchos científicos ignoran.
Así que Dios nos ha redimido, y nos ha dado sabiduría y entendimiento. ¡Quién como el Señor, que ha mirado el estado de su pueblo y nos ha mostrado su bondad! ¿Quién podrá decir, El Señor no es digno de mi alabanza, mi adoración, de toda mi vida? Señor, te adoramos porque eres nuestro Redentor y nuestra Sabiduría.
Pero no se ha terminado;

III. Dios nos reveló su plan para el futuro
Dios también nos ha dado a conocer un secreto, un "misterio" - algo que no se había dado a conocer antes, pero que ahora se nos revela: el plan de Dios para el futuro. Este plan no es detallado, como mapa, sino a grandes rasgos.

A. Es un plan cuyo principio y fin es Cristo (v. 9)
Cristo no entra a este plan de repente. El libro de Hebreos lo llama el autor de nuestra salvación. Cristo es el hombre ideal, la figura celestial a la cual todos estamos siendo amoldados.
Cristo es el propósito de la creación. El fin del plan es glorificarle a él, y por medio de él, a su Padre. Y cuando este plan sea realizado completamente, Cristo reinará sobre todo.
Es por esto que nuestra salvación nos llega en Cristo. Él es el incomparable Señor de todo, el Alfa y el Omega, el principio y el fin. El reinará, hasta derrotar al último enemigo. Porque

B. Es un plan que incluye la reconciliación de todas las cosas (v. 10)
Esta creación fragmentada, que vive en enemistad contra Dios, ha de ser recogida y reunida en Cristo. Un día, toda guerra, todo pleito, toda enemistad terminará. En ese día, Cristo será todo y en todo.
Todos los enemigos de Dios habrán sido juzgados, y habrán sido consignados a un lugar de castigo donde ya no podrán afectar a los suyos. Todos los poderes, todas las fuerzas malignas habrán sido juzgadas y sentenciadas; y entonces todo será paz, todo será perfección, y al centro de todo estará Dios, reinando sobre el pueblo que él rescató y que le sirve diariamente en gozo, en harmonía, en el deleite perpetuo de su presencia.
¿Cómo sucede? En Cristo. Cristo es el victorioso Rey que ha derrotado al enemigo, y está estableciendo su reino. Cristo es el poderoso Guerrero. Cristo es el Mediador perfecto entre Dios y los hombres, el que nos puede traer la paz con Dios. Un día se cumplirá el tiempo, y el plan de Dios se consumará.
Y me preguntó: ¿Qué otro dios es como éste? ¿A quién más podemos entregarle nuestras vidas, y todo lo que somos, que sea así? ¡No hay nadie! Y por eso, Dios se merece toda nuestra adoración.

Conclusión
Hermano, ¿a quién estás adorando en este día? Te invito a adorar conmigo al Dios de nuestro Señor Jesucristo, el que nos escogió, nos salvó, y nos tiene guardados para un futuro glorioso. Entrégale todo tu ser. No guardes ninguna parte.
Dáselo todo a él.
Ese rencor que guardas por algo en el pasado - entrégaselo. Ese pecado favorito que no has querido renunciar - entrégaselo. Ese egoísmo, esa flojera - entrégaselos - y póstrate en adoración ante Dios.
Y tú, amigo, ¿por qué no te unes al pueblo de este Dios tan grande? ¿Por qué no recibes su salvación? Reconoce tu pecado, entrégaselo, pues Jesús murió para pagar por él, y entrégale tu vida. Lo único que tienes que perder es tu culpa, y el control de tu vida; tienes todo el cielo para ganar.


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 "¿Es bíblica la adoración a los santos y a María?"



Respuesta: La Biblia es absolutamente clara en que solo debemos adorar a Dios. Las únicos casos en que alguien más que Dios recibe adoración en la Biblia es cuando se trata de falsos dioses, los cuales son Satanás y sus demonios. Todos los seguidores de Dios el Señor, rechazan la adoración. Pedro y los apóstoles se negaron a ser adorados (Hechos 10:25-26; 14:13-14). Los santos ángeles se negaron a ser adorados (Apocalipsis 19:10; 22:9). La respuesta es siempre la misma, “¡Adora a Dios!”

Los Católicos Romanos intentan “desviar” estos claros principios Escriturales, diciendo que ellos no “adoran” a María y a los santos, sino que más bien ellos solo “veneran” a María y a los santos. El usar una palabra diferente no cambia la esencia de lo que se ha estado haciendo. Una definición de “venerar” es “respetar en sumo grado o dar culto” En ningún lugar en la Biblia se nos dice que rindamos culto alguien, sino solo a Dios. No hay nada de malo en respetar a aquellos cristianos fieles que se han ido antes que nosotros (ver Hebreos capítulo 11). No hay nada malo con honrar a María como la madre terrenal de Jesús. La Biblia describe a María como “muy favorecida” por Dios (Lucas 1:28). Al mismo tiempo, no hay instrucción en la Biblia de reverenciar a aquellos que se han ido al cielo. Debemos seguir su ejemplo, si, ¡pero no adorarlos, reverenciarlos, o rendirles culto, no!

Cuando son forzados a admitir que en realidad ellos adoran a María, los católicos argumentarán que ellos adoran a Dios a través de ella, al adorar la maravillosa creación que Dios ha hecho. María, en sus mentes, es la más hermosa y maravillosa creación de Dios, y al alabarla ellos están alabando a su Creador. Para los católicos, esto es análogo a dirigir alabanzas a un artista al alabar su escultura o pintura. El problema con esto, es que Dios explícitamente prohíbe ser adorado a través de las cosas creadas. No debemos inclinarnos y adorar a ninguna cosa que esté arriba en los cielos ni abajo en la tierra (Éxodo 20:4-5). Romanos 1:25 no puede ser más claro: “ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” Si, Dios ha creado cosas increíbles y maravillosas. Sí, María fue una buena mujer que es digna de nuestro respeto. No, absolutamente no debemos adorar a Dios “vicariamente” alabando las cosas (o la gente) que Él ha creado. El hacerlo es obviamente idolatría.

La mayor manera en que los católicos “veneran” a María y los santos, es rezándoles. Como la siguiente declaración lo demuestra, el orar a alguien más que a Dios. “Es anti-bíblico orar a los santos y a María. Ya sea que se ore directamente a María o a los santos; o que se les hagan peticiones como mediadores; ninguna de estas prácticas es bíblica”. El orar es un acto de adoración. Cuando oramos a Dios, estamos reconociendo que necesitamos Su ayuda. Al dirigir nuestras oraciones alguien más que no sea Dios, le estamos robando la gloria que solo le pertenece a Él.

Otra manera en que los católicos “veneran” a María y a los santos, es creando estatuas e imágenes de ellos. Muchos católicos usan las imágenes de María o de los santos como “amuletos de la suerte”. Cualquier lectura superficial de la Biblia, revelará que esta práctica es un claro acto de idolatría (Éxodo 20:4-6; 1 Corintios 12:12; 1 Juan 5:21) El frotar las cuentas del rosario es idolatría. Prender velas o veladoras ante una estatua o imagen de un santo o de María, es idolatría. El enterrar una estatua de José con la esperanza de vender tu casa (y un sinnúmero más de prácticas católicas), es idolatría.

La terminología no es lo importante. Ya sea que la práctica sea descrita como “adoración” o “veneración”, o cualquier otro término, el problema es el mismo. Cada vez que atribuimos a alguien más algo que pertenece a Dios, es idolatría. En ninguna parte de la Biblia se nos enseña a reverenciar, orar, depender, o “adorar” a alguien que no sea Dios. Debemos adorar solamente a Dios. La gloria, la alabanza y la honra pertenecen a Dios solamente. Solo Dios es merecedor de “... la gloria y la honra y el poder...” (Apocalipsis 4:11). Solo Dios es merecedor de recibir nuestra reverencia, adoración y alabanza (Nehemías 9:6; Apocalipsis 15:4).


En Ayuno y Oración, en la Iglesia.