domingo, 10 de octubre de 2021

¡FRIO, CALIENTE O TIBIO!

 

OJALÁ FUERAS FRIO O CALIENTE

INTRODUCCIÓN

En Apocalipsis 2:1 comienza el primero de los siete mensajes a las siete iglesias en Asia: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

Cada uno de los mensajes es diferente y exclusivo para cada una de las siete iglesias. Cada mensaje del Señor a cada una de las Iglesias tenía que ver con lo que la Iglesia estaba viviendo en ese momento. Y las circunstancias que habían llevado a cada una de las Iglesias a recibir un mensaje de ánimo, exhortación o corrección del Señor tenía que ver con lo que ocurría en la ciudad, en los alrededores y como esto afectaba a la Iglesia.

De esto aprendemos varias lecciones:

1.      Dios tiene una Iglesia Universal constituida por todos los cristianos nacidos de nuevo en todo el mundo, pero cada Iglesia necesita una Palabra distinta adecuada a sus necesidades.

2.     Las circunstancias de la ciudad, el ambiente, la prosperidad, o la pobreza, la libertad u opresión en la que viven los cristianos de esa ciudad, afecta directamente a la iglesia y puede llevar al cristiano a dejarse arrastrar por la corriente de lo que ocurre en la ciudad. Lo cual provoca que Dios tenga un mensaje para dicha Iglesia animándola, exhortándola, corrigiéndola o alabándola según sea su situación espiritual.

En el mensaje a cada Iglesia encontramos varias similitudes:

1.      Una presentación del Señor: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro; El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió; El que tiene la espada aguda de dos filos; El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido; El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas; el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre; el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios.

2.     Una declaración de la Omnisciencia de Dios (Conozco tus obras) acompañada a veces por una alabanza hacia la Iglesia.

3.     Una queja o reprensión de parte del Señor hacia la Iglesia acompañada a veces por una advertencia.

4.     Un consejo.

5.     Una recompensa para los vencedores.

Romanos 15:4 Tales cosas se escribieron hace tiempo en las Escrituras para que nos sirvan de enseñanza. Y las Escrituras nos dan esperanza y ánimo mientras esperamos con paciencia hasta que se cumplan las promesas de Dios.

Por lo tanto hoy vamos a ver el mensaje a la Iglesia en Laodicea y lo que el Señor tiene que decirnos a través de este mensaje.



Apocalipsis 3:14-22

Etimología de Laodicea: Primeramente llamada Dióspolis, y luego fue refundada a mediados del siglo III a.C., por Antioco II y la llamó así al parecer en honor a su esposa Laodike, de manera que Laodikeia quiere decir “perteneciente a Laodike”. Se compone de dos palabras: “Láos” que significa “la masa del pueblo” y “dike” que es una palabra griega que en origen quiere decir “indicación” y significa “uso, regla y costumbre”, y luego se aplica a la justicia como acto de indicar, y por eso es sinónimo también de juicio, proceso o decisión judicial, de manera que Laodicea o Laodike signifca: “la justicia del pueblo”.

Ubicación: Laodicea estaba situada a orillas del río Licio. Su ubicación en la conjunción de tres caminos imperiales que atravesaban el Asia Menor favorecía su desarrollo como centro comercial y administrativo de gran riqueza. Tres hechos sobre esa ciudad, conocidos por todo el mundo romano arrojan luz sobre esta carta: 1. era un centro bancario, recomendado aun por Cicerón para el cambio de moneda; 2. su ropa fabricada y sus alfombras de lana, hechas especialmente de la esponjosa lana negra de ovejas criadas localmente; 3. y su escuela de medicina y productos medicinales, en especial un tratamiento ocular hecho con el polvo de una roca que se encontraba en la zona. La directa caracterización de la vida espiritual de la iglesia (17) y el llamado a su arrepentimiento (18) se combinan con esos tres aspectos de las actividades de la ciudad.

 

Yo conozco tus obras / Yo sé todo lo que haces,

Conocer: Un verbo que tiene que ver con VER y por lo tanto saber y conocer.

Obras: Está hablando de todos nuestros actos.

Jesús se presenta a esta Iglesia como el Amén, el testigo fiel y verdadero… es una declaración que tiene que ver con la presentación que a veces hacia Dios de sí mismo, “tan cierto como vivo yo dice Jehová de los Ejércitos”

El Señor, el Testigo Fiel, el Verdadero, el Amén, nos conoce hasta lo más íntimo y está diciéndonos hoy, que ve, ha visto y por lo tanto sabe y conoce cada uno de nuestros actos, los que hacemos en público como en privado. Es como si dijera: De cierto de cierto te digo, o tan cierto como vivo yo dice Jehová de los Ejércitos, que conozco cada acto tuyo.

Ni frio ni caliente

Y seguramente, de todos nuestros actos ocultos y públicos que el Señor ve, podría señalar unos cuantos y decir esto no me está gustando. Pero lo interesante es que a pesar de que conoce todas nuestras obras o actos, buenos y malos, lo único que señala es: que ni eres frío ni caliente. Es como si dijera, todo lo demás resta importancia comparado con esto: “Ni eres frío ni caliente”.

Los términos frío, caliente y tibio quizá se relacionan con las aguas que había alrededor de Laodicea. La cercana Hierápolis era famosa por sus fuentes cálidas; Colosas, también muy cerca, se conoce por un torrente de excelente agua potable fría y clara. Sin embargo, como el río Licio se secaba en verano, Laodicea tenía que usar un largo viaducto para traer agua caliente, pero cuando el agua llegaba a la ciudad, no estaba ni caliente ni fría, solo tibia y además no sólo era turbia sino también impura y a veces nociva, que hacía enfermar a la gente.

El verso 15 termina diciendo: ¡Ojalá fueses frío o caliente!

Ojalá: Indica vivo deseo de que suceda lo que se ha dicho o lo que se va a decir a continuación. Es un verbo pasado en primera persona singular: Yo quisiera que fueses frío o caliente. O como lo dice la NTV: ¡Cómo quisiera que fueras lo uno o lo otro!

Frío: Que tiene una temperatura baja o más baja de lo que se desea, de lo que conviene o de lo que resulta agradable. Se refiere a alguien frío como alguien que nunca ha nacido de nuevo. Alguien que no ha conocido al Señor. Alguien que está muerto espiritualmente en sus pecados. Alguien que no tiene vida.

Es evidente que Cristo no desea que estemos muertos o condenados pues la Biblia dice no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Jn 3:15); “no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2ª Pedro 3:9)

Pero desde el punto de vista del Señor, del Testigo Fiel y Verdadero, mejor nos sería estar muertos espiritualmente o no haber nacido de nuevo como dice en 2ª Pedro 2:21 “Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia”.

¡Ojalá fueses frío o caliente! ¡Cómo quisiera que fueras lo uno o lo otro!

Caliente: Que tiene o produce calor. La palabra griega que usa Juan es hervir o ferviente. Es la misma palabra usada para describir a Apolos y su espíritu fervoroso en Hch 18:25. Es la misma palabra usada en Romanos 12:11 donde Pablo nos requiere que seamos fervientes en espíritu.

¡Ojalá fueses caliente! Como los discípulos del camino a Emaús, en Lc 24:32 cuando decían: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?

¡Ojalá fueses caliente! Como la descripción que Jesús hace de Juan el Bautista en Jn 5:35 “que era una antorcha que ardía y alumbraba”. Alguien caliente, encendido, apasionado, ferviente como cuando Jesús vio la inmundicia en el Templo y dice la Biblia que el celo por su casa le consumía. Jn 2:19 (le hacía hervir por dentro). Como le sucedía a Elías cuando dijo: He sentido un vivo celo por Jehová de los Ejércitos… (1ª R. 19:10 y 14)

¡Ojalá fueses frío o caliente! ¡Cómo quisiera que fueras lo uno o lo otro! Sería mejor ser caliente que frío, pero ojalá fueras lo uno o lo otro.

Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente



Definición de tibio: que se comporta con indiferencia y se muestra poco fervoroso o poco afectuoso.

Es la única vez que aparece la palabra tibio en la Biblia.

-        Pero hace referencia a una persona indecisa, indiferente, desmotivada, apática, y de esto sí que la Biblia hace referencias como cuando el pueblo de Israel estaba con Elías en el Monte Carmelo en 1ª R. 18:21 ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.” («¿Hasta cuándo seguirán indecisos, titubeando entre dos opiniones? Si el SEÑOR es Dios, ¡síganlo! Pero si Baal es el verdadero Dios, ¡entonces síganlo a él!». Sin embargo, la gente se mantenía en absoluto silencio.)

-        Hace referencia a la misma indecisión que mencionó Jesús al decir que no podemos servir a dos señores en Mateo 6:24.

-        Hace referencia a la generación de muchachos que se sientan en las plazas sin hacer absolutamente nada como dice en Mateo 11:16. Está hablando de una generación indiferente, que no responde ni al lamento ni al gozo. Que no toma decisiones cuando Dios habla.

 

¡Ojalá fueses frío o caliente! ¡Cómo quisiera que fueras lo uno o lo otro! Pero por cuanto eres tibio, (por cuanto eres tibio, por cuanto eres tibio).

Tienes que tomar una decisión entre el mundo y Dios. No puedes amar al mundo y amar a Dios. Santiago 4:4 define esto como adulterio.

No puedes seguir siendo tibio. Tienes que tomar una decisión hoy. No puedes servir a dos señores (Mt 6:24). No puedes seguir indeciso titubeando entre dos opiniones (1ª R. 18:21)

Dios no quiere que seas frío, no quiere que te pierdas. Dios quiere que seas caliente, ferviente, ardiente en tu relación con Él. Pero para bien o para mal, tienes que tomar una decisión hoy.

2º Timoteo 1:6 te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.

Es  un consejo, una recomendación que debes tomar o dejar ir. Pero escoge hoy entre ser frío y abandonar todo lo que tiene que ver con el Señor, o ser caliente y abandonar todo lo que te separa de Él.

 

¡Ojalá fueses frío o caliente! ¡Cómo quisiera que fueras lo uno o lo otro! Pero por cuanto eres tibio, (por cuanto eres tibio, por cuanto eres tibio), te vomitaré de mi boca.

 

Vómito: es la expulsión violenta y espasmódica del contenido del estómago a través de la boca. La sensación que se tiene justo antes de vomitar (pródromo) se llama náusea (también llamada coloquialmente arcada o angustia).

 

No es un acto voluntario de Dios, sino una situación de angustia que le hace vomitarnos. Nuestra indiferencia hacia Él o hacia el pecado, nuestra tibieza, nuestra mezcla de frio y caliente, nuestra indecisión entre Él y el mundo, le produce tal angustia que le hace vomitarnos.

 

(17) Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.

NTV: Tú dices: “Soy rico, tengo todo lo que quiero, ¡no necesito nada!”. Y no te das cuenta que eres un infeliz y eres un miserable; eres pobre, ciego y estás desnudo.

Esto nos habla de la autosuficiencia, de la falta de dependencia de Dios. Nos habla de que a veces estamos tan saciados con lo que este mundo nos ofrece, que no necesitamos a Dios, su Palabra, o la presencia del Espíritu Santo.

 

(18) Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

Consejo: Opinión o parecer que alguien da o recibe acerca de su conducta futura. Es la opinión de Dios de cómo nos puede ir mejor las cosas. Es el consejo que el Amén, el Testigo Fiel y Verdadero nos da. Un consejo se puede tomar o rechazar, pero ¿Quién en su sano juicio rechazaría un consejo del Señor?

-        Como el consejo que le dio Pablo a Timoteo (2ª Ti 1:6)

-        Job 33:16  Entonces revela al oído de los hombres, y les señala su consejo,

-        Sal 107:10-11 habla de sombra de muerte, angustia, tinieblas y aflicción por aquellos que aborrecieron el consejo del Altísimo.

-        Pro 1:23-25 Volveos a mi reprensión; He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, Y os haré saber mis palabras. Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, Sino que desechasteis todo consejo mío Y mi reprensión no quisisteis,

-        Pro 4:13  Retén el consejo, no lo dejes;  Guárdalo, porque eso es tu vida.

-        Pro 5:12-13 es una advertencia para que no llegues a decir ¡Cómo aborrecí el consejo, Y mi corazón menospreció la reprensión; No oí la voz de los que me instruían, Y a los que me enseñaban no incliné mi oído!

 

El Señor te está diciendo en este día, Yo te aconsejo… para que seas rico, y para que no se descubra tu vergüenza.

He visto casos de personas que fueron corregidas por el Señor en lo íntimo, pero que tras aborrecer el consejo, al final fueron puestas en evidencia y se descubrió su vergüenza.

 

Yo te aconsejo que no seas tibio, que decidas entre frío o caliente, que mejor te decidas por ser caliente para que seas rico y estés cubierto (Gn 3:7-10). Yo te aconsejo que unjas con colirio tus ojos para que veas, para que veas tu condición, para que te des cuenta por ti mismo de que sin Él no somos nada.

 

 

CONCLUSIÓN

(19) Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. (20) He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

NTV (19) Yo corrijo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé diligente y arrepiéntete de tu indiferencia. (NTV)

(20) »¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos.

 

Estos versículos nos hablan de corrección, de disciplina, de arrepentimiento, pero también nos hablan de amor, de amistad, de que Dios está llamándonos a cada uno de nosotros a nuestra propia puerta.

Hebreos 12:6 “Dios al que ama disciplina” Porque es provechoso y porque quiere que participemos de su santidad.

 

-        Se pues celoso (usada para referirse a estar caliente, arder) y arrepiéntete. El arrepentimiento es el primer paso para pasar de frío o tibio a caliente.

-        El segundo paso es abrir la puerta a Jesús y dejarle entrar.

 

El resultado de tomar una decisión hoy para dejar de ser tibio y pasar a un estado de fervor en el Señor es según el verso 21: Victoria, posición, seguridad, autoridad, identidad con Cristo, reconocimiento, y por supuesto salvación.

 

(21) Todos los que salgan vencedores se sentarán conmigo en mi trono, tal como yo salí vencedor y me senté con mi Padre en su trono.

 

(22) »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias».

 

¿Habrá alguien que haya oído hoy al Espíritu Santo y quiera responder a su llamado? La puerta está sonando, es Jesús. ¿Hay alguien que decida abrirle hoy?

 

sábado, 9 de octubre de 2021

EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS.

 

El Poder de La Palabra de Dios




Muchas veces los teólogos han sido nuestros ene­migos. Ellos han hecho de la verdad una filosofía; han convertido la Palabra de Dios en dogma y en credo cuan­do debería haber sido como si el Maestro estuviera aquí hablándonos.

La Palabra nos habla a nosotros como Jesús hablaría si estuviera aquí. Ella tomó Su lugar. Ella tiene la misma autoridad, como Él la tendría si estuviera aquí.

Cuando tomamos la Biblia, sería bueno recordar que es el Libro que contiene Dios en él, con vida en él, un libro en el que Dios habita.

La Palabra es siempre Ahora. Ha sido, es y será la voz de Dios. Nunca envejece. Siempre está fresca y nueva.

Para el corazón que está en comunión con Dios, la Palabra es una voz en tiempo presente, viva, que provie­ne del cielo.

 

La Palabra es como el Autor — eterna, invariable y viviente.

La Palabra es emanación de Dios, la mente de Dios, la voluntad de Dios.

La Palabra es Dios hablando. Es parte de Dios mismo. Permanece para siempre.

Dios y Su Palabra son uno.

Jesús era el Verbo — la Palabra — y El vive en mí; yo leo la Palabra; me alimento en la Palabra, y la Pala­bra vive en mí.

Cuando quiero más de Él, me alimento en la Pa­labra.

Si deseo saber más de Él, aprendo más de Su Palabra.

Sostengo su Palabra en mi mano. La tengo en mi co­razón. La tengo en mis labios. La vivo. Ella vive en mí.

La Palabra es mi sanidad y mi fortaleza. Es para mí el Pan de la vida. Es la habilidad misma de Dios en mí.

La Palabra vive con la Vida de Cristo. Todo lo que Él es, lo es Su Palabra.

La Palabra es mi confesión. Es mi luz y mi salvación. Es mi descanso y mi cabezal.

La Palabra me da tranquilidad en la hora de la con­fusión y me da victoria en la hora de la derrota. Me da gozo cuando la desolación reina.

No trate a la Palabra como si fuera un libro cualquiera

Una de las costumbres peligrosas que la mayoría de los cristianos tienen es el tratar a la Palabra de Dios como si fuera un libro común.

En un momento declaran que creen que es la revela­ción de Dios, sin embargo, acuden por auxilio al brazo de la carne cuando la Palabra ha prometido liberación completa

Tratan a la verdad de la redención como si fuera una ficción hermosa.

Leen artículos acerca de la Palabra. Cantan alabán­dola, sin embargo viven bajo el dominio del adversario, confesando continuamente a la enfermedad, la escasez, el temor, la debilidad, y las dudas ante esta revelación de parte de Dios que presenta nuestra redención, el sa­crificio substitutivo de Cristo, y la verdad de que Él está sentado ahora a la diestra de Dios, habiendo consumado la obra que satisface perfectamente las demandas de la justicia divina y llena toda necesidad de la raza humana.

Leemos de nuestra redención; cantamos acerca de ella, y luego hablamos de ella como si fuera solo una fábula.

Esta es la razón de la gran cantidad de enfermedad, debilidad, temor y dolencia en la Iglesia (el cuerpo de Cristo) hoy día. Es por esto que el Cristiano promedio no manifiesta confianza, sino temor a cualquier ame­naza de Satanás.

Todo esto Podría ser cambiado inmediatamente si el mundo Cristiano diera a la Palabra el mismo lugar que daría a Cristo si El estuviera físicamente en nuestra Presencia.Él me está hablando

Un minero yacía moribundo en las montañas .del estado de California, Estados Unidos. Una señora Cris­tiana le leyó Juan 3:16. El abrió sus ojos y la miró, preguntándole: "¿Está eso en la Biblia?"

"Sí", dijo la señora.

"¿Se refiere eso a mí?"

"Seguramente", ella le aseguró, "se refiere a usted".

El permaneció así por un rato, luego preguntó: "¿Ha dicho El algo más?"

Y ella le leyó Juan 1:12: "Mas a todos los que le reci­bieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios". Lue­go añadió suavemente: "El le habla a usted".

El hombre abrió los ojos y susurró nuevamente: "Yo le acepto. Estoy satisfecho". Luego falleció.

Un Cristiano dijo: "Quisiera saber si El se refería a mí cuando nos dio Isaías 41:10: 'No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia'. ¿Se estaba refiriendo a mí?"

Jeremías 33:3: "Clama a Mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y dificultosas que tú no conoces". ¿Está hablándome a mí? ¿Puedo yo reclamar esto?

Isaías 45:11: "Mandadme acerca de Mis hijos, y acerca de la obra de Mis manos". ¿Puedo reclamar esto como mío? ¿Es para mí?

Juan 15:7: "Si permanecéis en Mí, y Mis Palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho". ¿Fue esto escrito para mí? ¿Quiere decir que yo puedo clamar a Él y que me oirá?

Sí, todas estas promesas son tuyas. Es como si tú fueras la única persona en todo el mundo y que Él lo estuviera escribiendo todo para tu propio beneficio.

Juan 16:24

"Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido".

Eso es tuyo. No hay dudas de que te pertenezcan. Es tan tuyo como lo es ese cheque hecho para ti y firma­do por ese hombre de negocios. Ese es tu cheque. Puedes cambiarlo en la tienda o en el banco.

Pero ese cheque no es más tuyo de lo que lo son estas promesas escritas en este Libro maravilloso.

Cuando en la necesidad, puedes confesar confiada­mente: "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a Sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Fil. 4:19).

Cuando estás enfermo, puedes confesar confiada­mente: "Por cuya herida fuisteis sanado" (I Pedro. 2:24).

Fe en la Palabra de Dios es fe en Dios. Si quieres edificar la fe en Dios, aliméntate en Su Palabra.

Incredulidad en la Palabra de Dios es incredulidad en Dios mismo.

Cuando creas en la Palabra de Dios, entonces la con­fesarás con gozo.

Nuestra actitud hacia la Palabra de Dios lo deja todo asentado.

Enfréntate a Satanás con: "Escrito está", y toda su enfermedad, dolencia, dolor y síntomas tendrán que dejarte.

Di lo que Dios dice. Satanás nunca puede soportar eso.

El es un enemigo derrotado, y lo sabe. Lo ha sabido desde que Jesús se levantó victorioso de la muerte y del infierno.

Siempre ha buscado evitar que la Iglesia haga este descubrimiento.

Siempre ha obedecido el mandamiento de los hom­bres que han usado la Palabra de Dios en contra suya, y todavía hace lo mismo.

Cuando encuentra que hemos descubierto el secreto de usar: "Escrito está", su rendimiento es seguro, y él lo sabe.

Confiesa lo que Dios Dice

"Envió Su Palabra, y los sanó" (Sal. 107:20) es para tu caso en particular. La Palabra te sanará.

Confiesa la Escritura de esta forma: "Dios envía Su Palabra y me sana". Luego alábale por tu sanidad.

Lo que Dios hará por uno, lo hará por todo aquel que cree en Su Palabra.

Cuando confiesas la Palabra de Dios, tu confesión te trae sanidad.

Cuando confiesas tu enfermedad, tu confesión te mantiene enfermo.

Siempre confiesa la Palabra de Dios. Aun cuando tus "sentimientos" sean contradictorios, confiesa la Pa­labra.

La confesión de la Palabra de Dios siempre gana. Su Palabra sana hoy.

La mantención firme de tu confesión 'de sanidad cuando el testimonio de tus cinco sentidos te contradice, muestra que has venido a estar establecido en la Palabra.

La Palabra es siempre la victoriosa.

Cuando declaras: "Por Sus heridas soy sanado", esto ata las manos de Satanás. El está derrotado, y lo sabe.

La Palabra de Dios es el arma mayor sobre la tierra para usar en contra de Satanás.

Durante la gran tentación en el desierto, Jesús no trató, de derrotar a Satanás con otra cosa que: "Escrito está".

Esa fue el arma que Jesús usó cada vez que Satanás buscó derrotarlo.

"Escrito está", dijo Jesús, luego citando de las Escri­turas lo que Dios había dicho. ¿Cuál fue el resultado? "El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían" (Mt. 4:11). Esa fue la victoria última. Satán fue totalmente derrotado.

La única arma que Jesús usó fue la Palabra. Ella siempre conquista.

 

  Reunión del día, 23 de Marzo del 2024.