Texto base: Jeremías 3:15
“Y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con
ciencia y con inteligencia.”

🔹 INTRODUCCIÓN
En estos tiempos difíciles, no se puede hablar
del ministerio sin hablar **de las batallas que enfrentan los pastores**. Si bien reconocemos que
han existido falsos apóstoles y pastores carnales, asalariados que han herido
al rebaño (2 Pedro 2:1-3), **también debemos honrar y reconocer a los
verdaderos siervos de Dios**: hombres esforzados, valientes, que trabajan
incansablemente por amor a Cristo y a su iglesia.
El pastor es
aquel que ha recibido un **llamado divino**. No es una profesión, es una
vocación celestial. Dios lo ha levantado con el propósito de guiar, alimentar y
cuidar de las ovejas hasta llevarlas al redil eterno.
🔹 1. EL PASTOR: LLAMADO POR DIOS
Un pastor
verdadero:
* No se escoge
a sí mismo, es **escogido por Dios** (Juan 15:16).
* No vive para
agradar a los hombres, sino para **servir a Cristo**.
* Es **apasionado,
sacrificado, obediente y fiel** al mensaje del Evangelio.
Trabaja sin
cesar en la obra de Dios. A menudo es albañil, gasfiter, jardinero, corista,
predicador, intercesor, maestro, visitador… todo a la vez. Vive para la obra.
Da su vida por las ovejas (Juan 10:11).
🔹 2. EL PASTOR TAMBIÉN ES HUMANO
* **Se
enferma**, se agota, se desanima.
* Tiene
familia que atender, necesidades que suplir.
* Llora,
sufre, se decepciona. Pero casi nunca lo dice.
* **Aguanta en
silencio**, porque no puede faltar.
Un miembro
puede ausentarse dos semanas y nadie lo cuestiona. Pero el pastor **debe estar
presente siempre**, aun cuando su corazón esté roto.
🔹 3. EL DOLOR SECRETO DEL PASTOR
En el silencio
de su alma:
* Sufre cuando
ve los templos vacíos.
* Ora por cada
hermano ausente.
* Se pregunta:
“¿Dónde estarán? ¿Les habrá pasado algo malo?”
* Se
entristece por la indiferencia, el abandono, los chismes.
* Se hiere
cuando los que restauró se marchan sin agradecer.
Muchos han
sido sanados, restaurados, fortalecidos por el ministerio de un pastor… y luego
lo han olvidado. ¡Eso duele!
🔹 4. LAS BATALLAS ESPIRITUALES
La carga más
pesada del pastor **no son las personas**, sino **la guerra espiritual** que
libra todos los días.
**Efesios
6:12** —
"No tenemos lucha contra sangre y carne..."
Satanás sabe
que si derriba al pastor, golpeará a toda la iglesia. Por eso lo ataca:
* Con
tentaciones.
* Con
enfermedades.
* Con ataques
a su familia.
* Con soledad,
tristeza y presión.
El pastor vive
**una guerra espiritual constante**, y aún así, se mantiene firme.
🔹 5. EL PASTOR NECESITA A SU IGLESIA
El pastor no
puede caminar solo:
* Necesita
ovejas comprometidas.
* Necesita
oración diaria.
* Necesita
aliento, fidelidad, respeto y amor sincero.
**Hebreos
13:17** — “Obedeced a vuestros pastores... porque ellos velan por vuestras
almas.”
A veces, el
pastor se hace pedazos para que otros puedan estar enteros.
🔹 6. PALABRAS PARA EL PASTOR
Querido
pastor:
* Camina con
la **frente en alto**.
* Recuerda que
**Dios te llamó desde el vientre**.
* Sirve con el
mismo amor con que Cristo te amó.
* Aun si
enfrentas traición como la de Judas, **sigue sirviendo con mansedumbre**.
**Filipenses
1:6** — “El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará…”
No todos
pueden ser pastores. Dios te escogió porque sabía que **podías llevar esa
carga**.
🔹 7. PALABRAS PARA LA IGLESIA
Amada iglesia:
* **Ama a tu
pastor** como Cristo nos amó.
* No murmures,
ora.
* No
critiques, apoya.
* No
abandones, acompaña.
**1
Tesalonicenses 5:12-13**
*"Os
rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros... y que
los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra."*
🔹 CONCLUSIÓN
Ser
pastor no es para cobardes. Es una carga santa, pesada y gloriosa.
Dios está
buscando **guerreros fieles** que no solo prediquen, sino que **vivan el
Evangelio con integridad**.
¡Oremos por
nuestros pastores!
¡Apoyémoslos
en sus batallas!
¡Valoremos su
entrega!
Porque si
Satanás quiere destruir a un creyente común… **cuánto más a un pastor que guía
a cientos!**
Que Dios
bendiga a todos los pastores fieles. Que no falten las rodillas que oran por
ellos ni las manos que los sostienen.

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