Introducción:
La historia de Caleb y los espías nos
proporciona una lección profunda sobre la perseverancia, la fe y la herencia en
el plan de Dios. En medio de desafíos y decisiones cruciales, Caleb se destaca
como un ejemplo inspirador de aquellos que siguen fielmente al Señor.
Acompáñenme mientras exploramos las lecciones valiosas que podemos extraer de
la vida de este hombre de fe.
I. La Determinación
de Caleb de Seguir a Dios - Números 14:24 24 Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu,
y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su
descendencia la tendrá en posesión.
Caleb es presentado como un hombre
"que tiene un espíritu diferente" en Números 14:24. Su determinación
de seguir a Dios completamente lo distingue entre los espías. A menudo, en la
vida cristiana, se nos llama a tener un espíritu diferente, uno que busque la
voluntad de Dios por encima de todo.
II. Caleb, un
Hombre que Siguió al Señor Completamente - Números 14:8 Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta
tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel.
En Números 14:8, Caleb insta al
pueblo a confiar en Dios y a no temer. Su confianza no se basa en la situación
actual, sino en la fidelidad del Señor. Siguiendo el ejemplo de Caleb, debemos
aprender a confiar en la fidelidad de Dios incluso en medio de circunstancias
desafiantes.
III. La Perspectiva Segura de Caleb - Números 13:30 "Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos".
Mientras que la mayoría de los espías
veían desafíos insuperables en la Tierra Prometida, Caleb mantenía una
perspectiva segura. Veía más allá de las apariencias y confiaba en la promesa
de Dios. En nuestra vida, debemos esforzarnos por adoptar la perspectiva segura
de la fe, confiando en que Dios es capaz de cumplir sus promesas.
IV. La Mayoría
versus la Convicción de Caleb - Números 13:31-33 "Mas los
varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo,
porque es más fuerte que nosotros. Y hablaron mal entre los
hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por
donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el
pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura.También vimos allí gigantes, hijos
de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como
langostas; y así les parecíamos a ellos".
Caleb se encuentra en una situación
donde la mayoría de los espías expresan temor y duda. Sin embargo, su
convicción en la fidelidad de Dios lo hace destacar. La lección aquí es clara:
no siempre seguir a la multitud es seguir a Dios. La convicción basada en la
verdad bíblica debe ser
nuestro guía.
V. La Diferencia de
Espíritu - Números 14:24 24 Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro
espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y
su descendencia la tendrá en posesión.
La Escritura destaca la
"diferencia de espíritu" de Caleb. En un mundo donde la conformidad a
menudo parece más fácil, debemos aspirar a esa diferencia de espíritu que nos
distingue como seguidores de Cristo. Ser luz en la oscuridad a menudo implica
tener un espíritu diferente.
VI. La Recompensa
de Caleb por su Fidelidad - Josué 14:6-12 "Y los
hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone cenezeo, le
dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-barnea,
tocante a mí y a ti. 7 Yo era de edad de
cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a
reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. 8 Y mis hermanos, los que habían subido
conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a
Jehová mi Dios. 9 Entonces Moisés juró
diciendo: Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos
en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios. 10 Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir,
como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló
estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he
aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. 11 Todavía estoy tan fuerte como el día
que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para
la guerra, y para salir y para entrar. 12 Dame, pues, ahora este
monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los
anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová
estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho".
Caleb, debido a su fidelidad, recibe
la recompensa de heredar una porción de la tierra prometida. Dios honra la
fidelidad y la perseverancia. Como creyentes, nuestra fidelidad a Dios no pasa
desapercibida; hay recompensas eternas reservadas para aquellos que perseveran
hasta el final.
VII. El
Cumplimiento de la Promesa a Caleb - Josué 14:13-14
13 Josué
entonces le bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad. 14 Por tanto, Hebrón vino a ser heredad
de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto había seguido
cumplidamente a Jehová Dios de Israel.
En Josué 14:13-14, vemos cómo se
cumple la promesa de Dios a Caleb. La fe firme de Caleb se traduce en una
herencia tangible. Dios es fiel para cumplir lo que ha prometido, y la historia
de Caleb lo atestigua de manera poderosa.
VIII. Caleb, un
Ejemplo de Valor y Fe - Josué 14:10-12..TENÍA 85 AÑOS
Caleb, en su vejez, muestra un valor
y una fe inquebrantables al enfrentar gigantes en la tierra prometida. Su
ejemplo nos desafía a no desistir ni retroceder, sino a avanzar con valentía
incluso cuando enfrentamos desafíos aparentemente insuperables.
IX. La Lección de
Caleb para las Nuevas Generaciones - Josué 14:15..HABIAN GIGANTES.
15 Mas el nombre de Hebrón fue antes Quiriat-arba;[a] porque Arba fue un hombre grande entre los
anaceos. Y la tierra descansó de la guerra.
La lección de Caleb no es solo para
su generación, sino también para las nuevas generaciones. Debemos transmitir la
importancia de la fidelidad, la perseverancia y la confianza en Dios a aquellos
que nos siguen. La herencia espiritual es un legado precioso que debemos
compartir.
Conclusión:
La historia de Caleb y los espías nos
desafía a seguir al Señor con determinación, a tener un espíritu diferente en
un mundo conformado y a confiar en la fidelidad de Dios, incluso cuando
enfrentamos desafíos aparentemente insuperables. Que la perseverancia, la fe y
la herencia
espiritual de Caleb inspiren nuestras vidas y las de las generaciones futuras.
Que, como Caleb, podamos avanzar con valentía hacia la tierra prometida que
Dios tiene para cada uno de nosotros
El Señor me ha permitido vivir, tal como prometió, estos cuarenta y cinco años, desde el día en que el Señor habló estas palabras a Moisés, cuando Israel caminaba en el desierto; así que ahora tengo ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día en que Moisés me envió. Como era entonces mi fuerza, así es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar Josué 14:10-11
A los 85 años creo que muchos de nosotros nos sentiríamos acabados, pero no Caleb. La promesa de Dios no sólo le había dado vitalidad a su alma sino también a su cuerpo, durante 45 años su fe había permanecido inquebrantable y ahora era más fuerte que nunca. Mientras en el desierto muchos se marchitaron, cayeron, dudaron, se rebelaron y murieron, la fe de Caleb floreció estando bien fundada en las promesas de Dios y ahora él se sentía tan fuerte como en su juventud (si, los 40 años eran el esplendor de la juventud entre los hebreos). Al parecer Caleb se gloriaba en su fuerza pero no es así, se veía a sí mismo y veía un milagro: en su vejez, a sus 85 años, era un conquistador y guerrero nato, con la experiencia de un anciano y la vitalidad de un joven, era algo que no se podía explicar sin la intervención sobrenatural de Dios. La misma intervención divina que le dio una promesa y le dio la vida larga para cumplirla, también le daba las fuerzas físicas para luchar por esa promesa.
Luchar, ¿por algo seguro?
Ahora pues, dame esta región montañosa de la cual el Señor habló aquel día, porque tú oíste aquel día que allí había Anaceos con grandes ciudades fortificadas. Tal vez el Señor esté conmigo y los expulsaré como el Señor ha dicho. Josué 14:12
Alguien, cuyo nombre no recuerdo, ha dicho que el hecho de que los dones de Dios sean por pura Gracia no quiere decir que nosotros no debamos hacer ningún esfuerzo. Caleb lo pone de manifiesto. Dios le había prometido un lugar, que el ciertamente llegaría y lo conquistaría, entonces va con Josué y le dice de manera sutil: esa tierra es mía, no la incluyas en el sorteo, dámela.
Se la pide no porque sea la tierra más vistosa, tenía áreas poco fértiles, era un territorio montañoso y escabroso, pero Caleb tenía razones más poderosas. Allí habitaban los gigantes cuyos relatos habían atemorizado al pueblo de Israel, los que todos decían que los acabarían como a langostas. Aquellos mismos que Caleb dijo que Dios expulsaría, que Dios era más grande que ellos y que serían presa fácil. Ahora vemos que Caleb no era solo hablar, ha llegado el tiempo de actuar, y tiene la confianza de que Dios estaría con El. Cuando dice “tal vez el Señor esté conmigo”, solo usa un modismo hebreo que denota la seguridad. Es una construcción que va haciendo, que si se pudiera sintetizar sonaría algo así: “si Dios me hizo un juramento respecto a esa tierra, me mantuvo con vida durante 45 años contra todo pronóstico y a mis 85 años me da inexplicablemente la misma fortaleza física que en el pasado, tal vez esté conmigo para expulsar a los gigantes ¿no crees?”
Conmemorando una alianza
Por tanto, Hebrón vino a ser hasta hoy heredad de Caleb, hijo de Jefone el Cenezeo, porque siguió plenamente al Señor, Dios de Israel. Y el nombre de Hebrón antes era Quiriat Arba (la ciudad de Arba). Pues Arba era el hombre más grande entre los Anaceos. Entonces la tierra descansó de la guerra. Josué 14:14-15
Me inclino a pensar que lo que dominaba la mente de Caleb en el momento en que peleó y conquistó su heredad, fue lo que había guardado su corazón todo ese tiempo: las promesas de Dios, el pacto que Dios había hecho basado en su misericordia al redimir a su pueblo de la esclavitud. No hay ninguna nota de sorpresa en el libro de Josué respecto a la conquista de la región montañosa por parte de Caleb, para nada, era lo que todos estaban esperando, y como dato adjunto la labor editorial nos dice que sus hijos la conservaban hasta el momento en que el libro fue escrito. Sin embargo llama poderosamente la atención la acción de Caleb luego de la conquista.
La ciudad principal era llamada la ciudad de Arba (Quiriat Arba se cree pudo haber sido una especie de capital de 5 ciudades emparentadas), era básicamente un monumento gigante para otro gigante, una exhibición completa de orgullo. Arba era su rey, su campeón, su referente, lo que le daba identidad a esa región. Pero Arba no era nadie comparado con el Señor Todopoderoso, y por eso Caleb le cambia el nombre a esa ciudad y le llama Hebrón, un lugar de pacto.
La idea detrás del nombre Hebrón, es un lugar de encuentro, un lugar de asociación, un lugar donde existe un pacto o una alianza. Por tanto Hebrón vino a dar forma a esa promesa que Caleb había visto cumplida en su vida, que Dios estaba con su pueblo por medio de la Alianza, que ese es el lugar donde Dios viene al encuentro del ser humano y le ofrece su amistad. Hebrón sería un lugar importante, lo fue en el tiempo de los patriarcas y lo sería aun siendo el lugar donde Dios seguiría siendo fiel a su Palabra. En Hebrón Dios hizo un pacto con otro hombre, David, que fue coronado rey en este lugar y de quien vendría nuestro Señor Jesucristo.
Conclusión:
La vida de Caleb nos ha llevado desde la formación temprana de su fe en el Pacto de Dios, la defensa de las promesas de Dios ante una gran multitud, la recepción de la Gracia y misericorida de Dios, la paciencia de esperar el cumplimiento de la promesa y finalmente la obtención de su herencia.
Su vida, es un calco de la vida cristiana, y existe mucho que podemos aprender de la vida de este hombre. Nuestra herencia prometida va más allá de una posesión material, es Cristo mismo que nos ha sido prometido y esa herencia no puede ser cambiada, ni nuestro camino truncado, sino que Dios que nos ha prometido la vida eterna también nos dará todo lo necesario para perseverar en ella.
Como lo dice el apóstol Pedro: Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas… 1ª Pedro 1:3-6
Por tanto aprendamos de la vida de Caleb, a no hacer concesiones con la incredulidad, a ser pacientes ante las pruebas y los desiertos largos de nuestra vida, a no ser pasivos en la obtención de esta herencia sino a luchar por aquello que ya tenemos seguro, a saber que la Gracia de Dios no anula nuestra responsabilidad sino que más bien la establece de una forma mucho más precisa y con aspiraciones más altas que la que tuvo Caleb en su tiempo puesto que contamos en todo tiempo con la guía del Espíritu Santo.
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