¿Qué dice la Biblia acerca
del sufrimiento?
1Pedro 5:10; Mateo 10:38; Romanos 5:3-4; 8:18; Salmos 34:19; Filipenses1:29; 2Corintios1:5
¿QUÉ ES EL SUFRIMIENTO EJEMPLOS?
Dolor físico o angustia emocional, social o espiritual que lleva a una
persona a sentirse triste, asustada, deprimida, ansiosa o sola. Las
personas en este estado, también en ocasiones se sienten incapaces de hacer
frente a los cambios de la vida cotidiana o a aquellos causados por una
enfermedad, como el cáncer
De todos los desafíos a
los que se enfrenta el cristianismo en los tiempos modernos, tal vez el más
difícil de explicar es el problema del sufrimiento.
Para empezar Dios creó un mundo sin sufrimiento. Este
era el cielo y la tierra antes de la caída en el pecado. Todos los ángeles y
todo lo que había sido creado vivía en armonía con Dios. Había paz. Alegría.
Perfección. Era exactamente, así como Dios quería que fuera.
Sin embargo, Satanás, uno de los ángeles, optó ir en contra de esto y hacer las cosas a su manera. Se exaltó a sí mismo, y se imaginó que podía ser igual o mejor que Dios. Este fue el primer pecado, el cual causó la separación entre Dios y Satanás. El camino de Satanás estaba fuera de la bendición de Dios y por lo tanto maldecido.
La creación de Dios era perfecta. Adán y Eva, las primeras personas, recibieron una voluntad libre, sin embargo, eran puros y por eso tenían contacto directo y comunión con Dios. Satanás estaba lleno de maldad y quería destruir esta armonía. Pensaba que si las personas tenían la opción de elegir, preferirían pecar en lugar de obedecer a Dios. Dios podría simplemente haberle encerrado, o incluso haberle obligado a cambiar de opinión, pero Él tiene demasiado respeto por la libre voluntad, incluso la libre voluntad de aquellos que optan por desobedecerle. Así que en lugar de obligar a Satanás regresar a la luz, Dios tuvo que hacer manifiesto que el camino del pecado sólo conducía al sufrimiento.
Todo el sufrimiento, todo el dolor, y cada
lágrima que se ha derramado sobre la tierra ha sido por el resultado directo o
indirecto del pecado. Incluso los
desastres naturales ocurren porque el mundo fue maldecido. (Ve Romanos 8,20-21)
El pecado contaminó todo. Y fue empeorando cada vez más con el paso del tiempo.
· Cuando una persona comete pecado,
cosecha sufrimiento, las personas a su alrededor sufren, la tierra misma sufre.
La misma naturaleza fue corrompida con espinas y cardos. Esto no fue un Dios
rencoroso que exageró en los castigos. Este fue el resultado natural de las
leyes que Dios había creado mucho antes de formar la tierra. Sabía que pecar
conllevaba sufrimiento. Es por esto que hace un esfuerzo incansable para
impedir que cometamos pecado.
· ¿Cómo puede un Dios amoroso permitir que
continúe el sufrimiento en el mundo que Él creó? Para aquellos que han
soportado un gran sufrimiento, ésta no es una pregunta filosófica, sino una
profundamente personal y emocional. ¿Cómo responde la Biblia a este problema?
¿Nos da la Biblia algunos ejemplos de sufrimiento y
algunas indicaciones de cómo enfrentarlo?
La Biblia es sorprendentemente realista
cuando se trata del problema de soportar el sufrimiento. Por una razón,
la Biblia dedica un libro entero para tratar este problema.
· Este libro es acerca
de un hombre llamado Job. Comienza con una escena en el cielo, que proporciona al lector la
información de fondo para el sufrimiento de Job. Él sufre porque Dios contendió
con Satanás. Hasta donde sabemos, Job nunca se enteró de esto, ni ninguno de
sus amigos. Por tanto, no es sorprendente que todos ellos lucharan para
explicar los sufrimientos de Job desde la perspectiva de su ignorancia, hasta
que finalmente Job descansa solamente en la fidelidad de Dios y la esperanza de
su redención. Ni Job ni sus amigos entendieron en ese momento las razones de su
sufrimiento. De hecho, cuando Job finalmente es confrontado por el Señor,
Job se queda callado. La silenciosa respuesta de Job de ninguna manera
trivializa el intenso dolor y la pérdida que tan pacientemente había soportado.
Más bien, subraya la importancia de confiar en los propósitos de Dios en medio
del sufrimiento, incluso cuando no sabemos cuáles son esos propósitos. El
sufrimiento, como todas las demás experiencias humanas, está dirigido por la
sabia soberanía de Dios. Al final, aprendemos que tal vez nunca sepamos la
razón específica para nuestro sufrimiento, pero debemos confiar en nuestro Dios
soberano. Esa es la verdadera respuesta al sufrimiento.
· Otro ejemplo del
sufrimiento en la Biblia, es la historia de José en el libro de Génesis. José fue vendido
como esclavo por sus propios hermanos. En Egipto, él fue culpado con falsas
acusaciones y echado en prisión. Como resultado del sufrimiento y perseverancia
de José, por la gracia y el poder de Dios, José es luego promovido a gobernador
de Egipto, el segundo en importancia después del mismo Faraón. Él se encuentra
entonces en la posición de proveer a las naciones del mundo durante un tiempo
de hambruna, incluyendo a su propia familia y hermanos que lo habían vendido
como esclavo. El mensaje de la historia se resume en el discurso de José a sus
hermanos en Génesis 50:20-21, "Vosotros pensasteis mal contra mí, más Dios lo encaminó a bien,
para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Ahora, pues,
no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos".
Romanos 8:28 contiene algunas palabras de consuelo
para aquellos que soportan tribulaciones y sufrimiento: "Y sabemos que a
los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que
conforme a su propósito son llamados
· El salmista David
soportó mucho sufrimiento en su tiempo, y éste se refleja en muchos de sus
poemas reunidos en el libro de Salmos. En el Salmo 22, escuchamos la
angustia de David: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor? Dios
mío, clamo de día, y no respondes; y de noche, y no hay para mí reposo. Pero tú
eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel. En ti esperaron
nuestros padres; esperaron, y tú los libraste. Clamaron a ti, y fueron
librados; Confiaron en ti, y no fueron avergonzados. Mas yo soy gusano, y no
hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. ¿Alguna vez le
respondió Dios a David? Sí, muchos siglos después, David recibió su
respuesta. Casi un milenio después, un descendiente de David llamado Jesús, fue
muerto en una colina llamada el Calvario.
· En la cruz, Jesús soportó el sufrimiento y la
vergüenza de su antepasado. Las manos y pies de Cristo fueron perforados. Las
vestiduras de Cristo fueron divididas entre sus enemigos. Cristo soportó las
miradas y las burlas. De hecho, Cristo pronunció las palabras con las
cuales David abre este Salmo: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?", identificándose así con el sufrimiento de David.
Cristo, el eterno Hijo de Dios en quien mora la
plenitud de la divinidad de Dios, ha vivido en la tierra como un ser humano y
ha soportado el hambre, la sed, la tentación, la vergüenza, la persecución, la
desnudez, la aflicción, la traición, la burla, la injusticia y la muerte. Por tanto, Él está
en posición de cumplir el anhelo de Job: "No hay entre nosotros árbitro
que ponga su mano sobre nosotros dos. Quite sobre de mí su vara y su terror no
me espante. Entonces hablaré, y no le temeré; porque en este estado no estoy en
mí" (Job 9:33-35).
· Los cristianos sirven a un Dios que ha vivido en esta tierra y que ha
sufrido el trauma, la tentación, la pérdida, la tortura, el hambre, la sed, la
persecución e incluso su ejecución. La cruz de Cristo puede ser considerada
como la última manifestación de la justicia de Dios. Cuando nos preguntamos,
¿qué tanto le importa a Dios el problema de la maldad y el sufrimiento? el
cristiano puede señalar la cruz y decir, "Demasiado". Cristo
experimentó aún el rechazo de Dios, diciendo, "Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has desamparado?". Él experimentó el mismo sufrimiento que mucha
gente vive hoy en día, sintiéndose aislados del amor y el favor de Dios.
· Los Apóstoles: El cruel destino de los Apóstoles:
once de ellos murieron martirizados tras su predicación y el inicio de la
Iglesia. Según la tradición, once de los doce apóstoles fueron martirizados
hasta la muerte: Pedro, Andrés y Felipe murieron crucificados; Bartolomé
también fue crucificado, pero antes, despellejado vivo; Santiago el Mayor y
Tadeo lo hicieron al filo de la espada y Tomás y Mateo, alanceados; Santiago el
Menor murió fruto de los golpes; Matías fue lapidado hasta quitarle la vida, mientras
que Simón fue cortado por la mitad. De todos ellos, Juan, parece que fue el
único superviviente de los apóstoles que tuvo probablemente una muerte
'normal', sobre el año 100 en Éfeso
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